El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.

Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.


Fernando Lago

Poema dedicado al 11-M

lunes, 24 de enero de 2011

Carta abierta a Fidel Castro



     Me gustaría, Fidel, encontrarme a tu lado en el instante supremo de entregar el alma a Dios; estar a tu cabecera cuando exhales el último suspiro. Pero, ya que no va a ser posible, dejaré por escrito lo que entonces te diría.
     Te veo pálido, Fidel, con el pánico esculpido en tu rostro de anciano. ¿Dónde ha quedado, Fidel, tu valor? ¿Dónde tu mano firme, dueña de vidas ajenas, que hoy no puede defender la suya? ¿Dónde está, Fidel,  el hombre poderoso? ¿Dónde el alcaide criminal del cruel presidio cubano? Todo se ha ido, Fidel; nada te queda. En vida, parecías algo. Hoy eres casi un cadáver que sólo espera la sepultura. No inspiras ningún temor. Tu cama tiene aspecto de ataúd.
     Eres lo que ya no eres. Tus ojos, tan hundidos en sus cuencas que parecen ya en la fosa, se hacen la eterna pregunta de todo tirano, mendigan la eterna respuesta: ¿qué será de mis posesiones cuando yo falte? Voy a tener contigo, Fidel, el rasgo de caridad que no mereces, respondiendo a esa pregunta que te atormenta. La historia te recordará como un hombre nefasto que sembró hambre, muerte y miseria en la fértil tierra cubana; quedarás, en la memoria de tu pueblo, como el criminal stalinista que transformó la Perla del Caribe en un penal.
     Quiero que mis palabras queden grabadas a fuego en tu alma enferma, y te acompañen, Fidel, en el sueño eterno, como eterna pesadilla. El pueblo cubano -tu inocente víctima, Fidel- tomará muy pronto venganza de ti, construyendo, cerca de La Habana, un inmenso cubo de cristal, de cincuenta metros de arista y dos centímetros de grosor. Tu cuerpo será colocado, de pie en su interior, sujeto por cuatro argollas a una de sus caras, para ser visto desde el exterior. Todo el pueblo cubano subirá, por numerosas escalas, a la cara superior del cubo, que formará el techo, y, a través de 2000 agujeros circulares, abiertos en el cristal al modo de antiguos retretes, cagará y orinará hasta que la mierda, con el cubo a rebosar, te deje sepultado para siempre. Los 2000 retretes serán cerrados herméticamente, y el gigantesco cubo quedará, como mausoleo expiatorio, para advertencia de tiranos del mundo entero.

Barlovento Maciñeira        

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