El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.

Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.


Fernando Lago

Poema dedicado al 11-M

martes, 17 de marzo de 2015

La hija del fontanero


   El debate que mantuvieron anoche, tres de los aspirantes a la Presidencia de la Junta andaluza, se caracterizó por la baja calidad de los contendientes. Pero hubo uno que añadió, a su ínfima calidad, una pésima educación que, en rigor, debería incapacitarlo ya para seguir presidiendo la Junta.
   Susana Díaz, en cuyo origen tuvo tanta importancia la fontanería, hará bien en reconocer, sin embargo, que el refinamiento de sus modales groseros nada le debe a la Fontana de Trevi ni a las Fuentes de Versalles.
   José Antonio Griñán dejó, sobre el femenino hombro izquierdo de Susana, la pesada cruz que Cireneo Sánchez no quiere llevarle. Griñán pensó, sin duda alguna, que la hija del fontanero podría hacer frente a las inundaciones provocadas por el socialismo andaluz. Pero fue incapaz de prever que doña Susana Díaz rompería aguas muy pronto.

Tío Chinto de Couzadoiro
   

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