El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.

Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.


Fernando Lago

Poema dedicado al 11-M

lunes, 30 de noviembre de 2015

¿Otro 11-M, a la vista?



     Sólo quedan veinte días para que respondamos, a la convocatoria electoral, acudiendo a las urnas o dándoles la espalda. Cualquiera de las dos posturas me parece válida, teniendo en cuanta que no dar el voto es, también, si bien se mira, una forma democrática de darlo.
       Todas la encuestas apuntan a la victoria del Partido Popular. Lo mismo que la señalaban, en los días previos a los comicios del año 2004. La fatalidad quiso, por entonces, que los atentados terroristas del 11-M, aún no aclarados, manejados por unos medios manipuladores, al servicio de la ocultación, condujeran, a un desconocido Zapatero remendón, al Palacio de la Moncloa, atribuyendo la masacre, con torpe mendacidad, al islamismo radical.
       Se diría que esos mismos medios tratan de montar ahora, sin voladura de trenes ni matanza de inocentes, un nuevo 11-M, a beneficio, una vez más, del Partido Socialista Obrero Español; un nuevo 11-M que consistiría en inducir, a Mariano Rajoy, a embarcarnos en la guerra de Siria, con el único fin de poner, en La Moncloa, al doble del remendón.
     El simple hecho de intentarlo siquiera, bastaría, en cualquier nación digna de respeto, para dejar, al candidato socialista, al borde de la quiebra electoral. Pero estamos en España, y ya sabemos que el pueblo español no penaliza, en las urnas, el juego sucio de los partidos.

Tío Chinto de Couzadoiro
      

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